martes, 24 de julio de 2012

BON IVER


Fue un concierto sorprendentemente alucinante. Todavía recuerdo en el 2008 su primer disco For Enma Forever Ago, me sonó peculiar, melancólico, como los anglosajones dirían “odd”. No entendía el porqué me atraía ese disco, de un tipo que daba la sensación de perderse y no tener más cabida que en un insulso álbum. 

Esa ambivalencia, en la que permanece tanto el odio a su melancolía y el amor a su inspiración, me hizo escucharlo una y otra vez, y fui saboreando sus melodías y creación en lo que en otra época lo hubiese tachado de demasiado blando y poco aportador.

Cuando la sensibilidad deja de esconderse en nuestros prejuicios, uno puede reconocer el amplio espectro hasta donde se mueve la música. Y lo digo porque todos tenemos épocas en los que inclinamos nuestra balanza según nuestro estado de ánimo. Pero abrirnos con los sentidos es percibir el purismo de una música hecha con el mismo mimo que lo hicieron nuestros mitos musicales, con los que afirmamos "en la música ya se ha hecho todo".

Esto último puede ser cierto pero, ayer fui un espectador de lujo porque ante mí estaba un grupo de fanáticos de la música que, tal vez emulan a sus ídolos pero, se esfuerzan por conseguir un nuevo sonido con una personalidad de una transcendencia abrumadora como lo hicieron sus idolatrados. 

Ayer el Euskalduna vibro, de principio a fin, culminado tal vez el arrebato de intimismo que tuvo el grupo de los nueve músicos bajándose del pedestal del escenario al patio de butacas para cantarse una canción a capela, Skinny Love.

A veces, uno intenta emular a sus ídolos, en mi caso, a una edad bastante madura y con una paupérrima educación musical. Cuando contemplas a gente más joven con una vida marcada por la técnica y la creatividad musical desde la infancia, sientes una impotencia que a veces te desalienta al saber que esa naturalidad nunca lo podrás conseguir. Ante esto, solo me queda escuchar, percibir su sabiduría para tal vez algún día poder tener al menos una milésima parte de su talento. 

Aparte de estas apreciaciones, ayer acabe una semana que empezó con la noticia triste de la muerte de John Lord, siempre se dice que las cosas no son como empiezan, sino como acaban; en este caso con un momento esperanzador. Sea cual sea, ante cualquier noticia solo cabe decir: VIVA LA MÚSICA Y LA MADRE...




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