martes, 21 de septiembre de 2010

SOBRAN PALABRAS

En un obrador de la Mancha,Piedrabuena, de los que quedan pocos en la península, en la penumbra de la siesta despertaba un noble paisano que regentaba aquel establecimiento.El,con voz pausada y a pecho descubierto se acerco al mostrador y con gesto vehemente me pregunto que quería, parecía estar esperando una única respuesta entre las muchas que podía darle, pero sólo una podía llevarme allí:CANELOS.

"Me gustan los canelos, es más volveré más veces a por ellos..."le dije;"sí, como todos los demás" me respondió como si hubiese dicho una perogrullada. Entre tanto me explicó como todos los que pasan por ahí se llevan cajas con decenas de canelos: para su familia, para sus trabajadores, para sus clientes... está gente, que en su mayoría están de paso ocupados en la caza vuelven siempre con el mejor trofeo sin exponerlos más a la vista de lo que el hambre les permite , es decir,unos 2 segundos en lo que tardas en abrir el paquete; y después de uno no paras, hasta darte cuenta que tienes que racionarlos hasta la vuelta.

Crea adicción, es esponjoso, fresco,dulce como poco y el aroma a canela estimula el olfato y paladar hasta un placer irrefrenable de comerte todos.En todo momento y en todo lugar CANELOS de La Argentina.


Foto cedida por Factoría Madre Solo Hay Una


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