jueves, 17 de junio de 2010

LA BIBLIOTECABINA

Voy paseando por el campo, donde había un pasto de ovejas y una vieja cabina de teléfono, ahora hay una bibliotecabina, abro la cabina y cojo un libro, le echo un vistazo, y sigo pensando que me sobra mucho tiempo, así que, tras dejar el libro y cerrar la cabina, sigo mi camino, veo el mismo camino de siempre, la misma rutina,de hecho puedo hacerlo con los ojos cerrados.

Como me sobra tiempo podría volver por otro sitio así se me haría más entretenido,pero para eso debería irme más allá de 2 km a la redonda, donde los caminos empiezan a ser diferentes, pero para entonces ya no me sobraría tanto tiempo. 
Sobra tiempo y  algo más, ¿y si vuelvo a la bibliotecabina y  cojo  un libro?, me sobra tiempo pero no tanto como para perderlo haciendo el mismo camino varias veces en un mismo día.Está claro!, me sobra la duda, así que vuelvo a la bibliotecabina, abro  y tras echar un vistazo a tres libros cojo un libro de aventuras llamado "Aventura", mientras camino empiezo a leer el libro: " el pequeño John Braveston se encontró una mañana  rodeado de cien estacas como alfileres en medio de la selva...".
Han pasado 12 días y 16 capítulos y no tengo tiempo como para pensar en el tiempo, sigo por el mismo camino navegando con la pata de palo y un parche ,  he llegado a mi casa y había una calavera que me daba lumbre, cuando abrí la puerta me asaltaron 14 nativos de isla Papachoe con sus cuchillos en boca y de repente, sonó el disparo del mosquete del viejo Sorensen salvandome de la refriega.Una vez huyeron tras las cortinas, podía ver como se acercaba mi mujer con provisiones para un fin de semana huracanado.
Ya acostado en la cama, me puse a escribir con mi pluma impregnada de la sangre del último bucanero todo lo que me había pasado durante el día y me di cuenta que mi galeón lo tenía fondeado con cientos de doblones de oro que relucían diferentes caminos y un destino.Con el cansancio desfallecí y soñé, soñé lo mismo,plegaba las velas de mi bibliotecabina en busca de nuevas aventuras y gritaba desde el mascaron de proa:
   "Navegare millones de millas,
   atravesaré las sombras de la duda
   silenciare huracanes de tiempo perdido 
   en busca del tesoro escondido"

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